Reseña biográfica + info y otros poemas aquí.
Parlante de constru
Sonidos que caen como granizos
refrescando aquella hoguera de cemento.
Acordes que masajean las espaldas
de estos conscriptos atribulados por el sudor,
con carretillas como tanques,
con martillos que disparan chistes y alicates
que destraban cada talla del amargor de sus jornadas.
Melodías que llegan como sumo a una resaca,
que aceleran la lentitud de estos esfuerzos
y le alivianan el peso de su tiempo
defraudado por la alarma, todas las mañanas.
Resonancias que traídas desde lejos,
viajando en transportes inimaginarios,
arriban para combatir ese bullicio de herramientas
que taladra para siempre algunos cerebros
de este genuino ejército de artesanos.
Control remoto
Lucha por llegar temprano a casa
sólo para caer a la cama
como un saco de cemento.
Enciende su compañera favorita
y se hunde en su cerebro
entre luces y sonidos de falsos testamentos.
Su
cuerpo extasiado se deja absorber por las horas,
y se estimula
apretando involuntario
los botones misteriosos de procesos sin tiempo.
Reemplaza cada unos de los hilos que atan su realidad
por el tejido hermoso que la pantalla muestra perfecto.
Y así aguarda el pasar de las décadas,
sin penas ni glorias,
con su monitor en su lecho.
Hasta que llega el momento de transar con el espejo
y se empieza a dar cuenta que ya está envejeciendo.
Desconfía de su gente, no visita a su familia
y hasta se ha puesto un poco más violento.
Se ha difuminado la sonrisa de su cara,
le asomaron las ojeras
y ya se encuentra medio tieso.
Otra víctima innegable de esta caja de ilusiones,
que se adentra en nuestras casas
como el más nocivo de los vientos.
Tan sólo al separarla
Por cada colilla olvidada en el piso
algún grano ambicioso, soñando
con un fragmento de tierra.
Por todas esas latas echadas
sin recelo a la deriva,
infinidades de flores comestibles
cubriendo nuestras mesas de energía.
Y en cada vaso desechado en nuestra fiesta,
un buen plantulín pequeño,
danzándole a la vida.
Es que mis basureros se imaginan con alas
con tal de verse aterrizar en pleno campo cultivable,
y rebalsados con cáscaras multicolores
vaciar con ímpetu en la espiral alimenticia
esos tácitos nutrientes necesarios
para un porvenir reestructurado.
Marchando de nuevo
Un joven que busca
su verdad a través de un viaje,
decorando su permeable destino
en base a una travesía majestuosa,
incluyendo en toda su atmósfera
su reflejo inconcluso
frente a la ciudad apurada.
En su tardía noche libertina,
con un atlas bajo las plantillas,
decide transgredir las trabas infinitas
y, como adorando sus piernas con alas,
sale a buscar certezas por horizontes inquietos.
Con sus aliados preferidos
entre kilómetros de ilusiones,
varado en instantes entrelazados
por el amor a su próxima parada,
menoscabando lo formal de las fronteras,
por amor al arte, por deporte, por placer.
miércoles, 24 de diciembre de 2014
viernes, 19 de diciembre de 2014
Belén Fuentes (1987)

Centaura, nacida en 1987 entre las patas de los caballos, pateando humanos, pateándome a mí misma. Tomé la leche del mundo y me envenené. Me transformé en malta con leche condensada, un yin-yang. Con el tiempo aprendí a diferenciar a Belén (cordura) de Azuleta (locura), y así le he creado nombre a mis formas. Soy un universo caótico de contradicciones, conceptos, complejidades, mentiras y verdades. Mala, buena, imperfecta, dispersa, infame, maldita y jodida.
Escribo poesía desde la infancia, y en aquel tiempo la desconocía. En la adultez, me vi
escribiéndole todo el sentimiento amargo a Mixy en sus ultimos días de vida.
Hasta que llegó Valpo a mi nuevo ciclo, y descubrí que mis quiltros/as amados/as me
han enseñado a crecer entre poemas.
Soy la de los amores perros.
Sin anestesia
Abortaré al patriarcado
una y mil veces
hasta desangrarme,
hasta la derrota.Sin anestesia
Abortaré al patriarcado
una y mil veces
hasta desangrarme,
Abortaré al catolicismo
y toda religión
aunque se me azote
con moral y prejuicio la espalda.
Abortaré tu nombre
porque no necesitas letras;
tú, eres.
Abortaré, los viejos y nuevos conceptos
para crear así un lenguaje
que nos ha sido prohibido.
Abortaré putas, rameras, maracas
hasta que la lengua hostigosa
aprehenda a llamarlas
mujer.
Abortaré mi amor,
prefiero soportar
la sangre menstrual
a seres llenos de odio.
Abortaré
conocimiento e ignorancia.
Quiero nacer en
tiempos aún sin suceder,
verme cubierta de pelos.
Quiero,
en cuatro patas,
lamiendo a mis críos,
ser
sin razón, sin nación, sin traición.
Tecito con malicia
Ningún poeta detendrá
el cause de las aguas envenenadas.
Ni nosotras
con nuestras mareas rojas
asustaremos
a la cabría rabiosa.
Lo siniestro es
musgo en las yemas
del animal.
Terneros en el matadero
Natalicios sin teta, con la ubre artificial en la boca, sin derecho al llanto. Terneros degollados con la CH. Se los cenan en el senado, les degollan la inocencia. Ellos son los huachos. Con mocos colgando y lágrimas en los ojos, gritan: iSéname! iSéname!
Cortan y cortan cabezas
tiernas en el matadero.
Mientras su instinto animal protege
sus pelajes abandonados
y sus patas con fuerza,
reprimidos antes,
ahora furiosos, forjan una manada
alerta, siempre alerta.
Las verdades de la vulva de Venus
Cada
cual tiene su precio y ya han pagado mucho por mí. He llegado a la decadencia de
mis horas furtivas, de la sobreactuación de mis risas, de mis primeros
orgasmos congojados. Soy la hetaira apuntada con el dedo. Puse el lomo a mi
manera, sabiendo que la cruz me azotaría con saliva prejuiciosa. Y a los
santos, ¿quién los azota? "Al santo no se le para", dicen. "Al cura no se le juzga",
cuentan. "El pastor viola mis accesos y sigue siendo pastor", rumorean los creyentes. El sacerdote derrama leche en los inocentes, que todavía juegan a las
escondidas, y ni la moral de Morfeo lo desvela, cuenta la leyenda.
sábado, 29 de noviembre de 2014
Johanna Molina (1980)

Soy una soñadora inagotable, eterna buscadora de un compañero que me dé el aguante. Bicicletera de ciudad, crespa y sociable. Cualquier utopía es mi pasión. Mientras más difícil sea la meta, más ganas me dan de llegar a ella.
Me apasiona por sobre todo el movimiento en todas sus formas. No sueño con UN algo, si no con todos.
Dejé salir mi expresión poética gracias a un compañero de vida, siempre agradecida de ello, pues he conocido grandes escritores y personas debido a él. Me apasiona la escritura por lo fácil que me resulta transmitir a través de ella, por el juego que se puede hacer con las palabras, los tonos, la música, y porque finalmente todos los que escribimos tenemos varios grados de locura adentro.
Querer o no querer
¿Por qué no se puede manifestar que no se quiere?
¿Por qué no se puede simplemente no querer hacer algo?
¿Por qué es mal mirado no querer hacer algo?
Todos no hemos querido ir al colegio, o no querido ir al trabajo, o no querido hacer una clase o no querido trabajar de clown sin que te paguen, o no querido ir a una fiesta, o no querido ir a una protesta a manifestar que no se quiere, que no se quiere vivir así, que no se quiere este gobierno, que no se quiere esta mala educación, que no se quiere esta mala salud, que no se quiere esperar más.
Aun así hay que seguir con la excusa del dolor de cabeza, la menstruación, la infección, simplemente por no poder decir: no QUIERO culear con vo.
Llorar y cagar
Tanto lloré que mis lágrimas sirvieron para el desagüe del inodoro donde boté toda la mierda que había defecado pensando en ti.
Ya no quedan lágrimas ni mierda, al menos no para el mismo blanco.
En esta mira ya no estás tú, ha vuelto mi objetivo, el de siempre: las viejas y viejos asquerosos dueños de las AFPs que quieren robar mi 10%, y que han robado el 13% de muchos de este pedacito de mundo, que sin darse cuenta o con darse cuenta no son capaces de juntar un poquito de la mierda que botamos cada día por el inodoro y lanzárselas directamente a la cara.
Sol
Escondido tras las nubes me miras
ahí, creyéndote superior.
Me observas hacia abajo
siempre dejando que las nubes
te protejan.
Y si no, ¿qué?
Quemas mi mirada
y no me dejas conquistarte.
¿Qué sería de tu felicidad si no existieran aquellos para quien brillas?
Tienes miedo a que mi locura te apague
o que mi fuego te encienda más,
porque sabes perfectamente que eres brillante
y que una sola como yo
no te dejaría ocultarte tras las nubes.
Denuncia sin sentido
Señor carabinero,
quisiera hacer una denuncia
o dejar constancia de un hecho.
Hoy no me tomé una piscola,
otro se la tomó por mí.
Hoy no asistí a mi clase.
Quisiera denunciar por daños y perjuicios
a la propiedad privada:
mi ser.
Me han robado mi tiempo,
me han robado y secuestrado,
he clamado por mi libertad
y se me ha insultado,
respondiendo a mis insultos
que han sido provocados
por reclamar mis derechos.
Denuncio que me han robado lágrimas
y un poco de la rabia que
destinaba a otra causa.
Denuncio a ese hombre por no comprender
que soy una igual y que yo
no tengo la culpa de su explotación.
¿Quién tiene la culpa?
¿Usted lo sabe, verdad?
Con esta denuncia…
¿usted puede buscarlo y apresarlo?
Firmo esta acta y pido libertad
para Pedro, Juana y Diego
que nada tienen que ver en el asunto.
Al final sólo quedó un vidrio roto
y un amante sin amar.
Punkymaní
Siento que no entiendo nada,
no entiendo el amarillo
ni el colorado.
No entiendo el nublado
ni el soleado
desolado
soldado.
Soldado creado
sin más escudo
que su caja de maní salado,
tostado y confitado,
sin más casco
que su antigua melena protectora
que lo cuida de no volverse del otro bando,
del bando de los tarados no porfiados.
Ese soldadito del maní
le da miedo a muchos niños,
a mí me da curiosidad.
¿Cómo se puede vivir tantos años siendo un punkymaní?
Con su carita de inca
sobrevive al sur de la ciudad,
cargando un sueño de metal en cada oreja
y sus bototos cada año se vuelven más y más pesados.
Pero no se rinde,
y aunque sé que el confitado no lo hace él,
me gusta imaginarlo en su cocina
armando los paquetitos del tostado
para después encontrarlo
en una amarilla o colorada
y escuchar su sonsonete tan particular
gritando desde adentro:
manisero soy
uso cadenas en mi cuerpo y bototos en mis pies
para decirle a usted
que me cago en tu armani
y en tu sueño de un ferrari.
viernes, 21 de noviembre de 2014
Carla Trenfo (2da selección)
![]() |
Foto: Tamara Kramarenco |
Ni la cerveza te hace caso
Hoy dejé la taza de té.
Hoy dejé de ver el otoño como si no existiese el mar.
Hoy dejé de pensar en tu falsa revolución.
Hoy dejé de amar lo incomprensible.
Hoy me dejé.
María Juana
Amigas, de esas de otro lugar
de esas odiosas
de esas que pelean con el viento
de esas distintas que a veces destiñen
hasta dejar la moral moreteada.
Amigas, de esas con sueños
de esas que aman a otros.
Las que pierden la paciencia por la calma que a veces les concede la aguja y el hilo. Las que no se esconden cuando el reloj marca la hora de la nostalgia
La fiesta de las pieles
Recojo tu mirada, callejera, excitada, buscando el abismo de mi abismo.
Eres uno de mis mejores recuerdos, eres mi mejor recuerdo hecho sudor. Somos las cenizas que guardamos para seguir asombrándonos al mediodía.
Tu ardor suprime mi machismo, como esa fogata callejera que nos reúne e invita a hacernos fuerte poesía. Nos burlamos en cada rincón de la casa de las heridas nocturnas, y así encontramos el sol de medianoche que nos hace gemir los deseos de libertad.
A la contra
Disculpe, señor micrero, no es contra usted. No es contra su sueldo ni mucho menos con su familia. Es contra ellos, que se gastan los 700 pesos y la vida de todos los pasajeros en comer bien, en beber de lo mejor.
Disculpa, pero no es contra tu vagina. Es en contra de tu uniforme inverbe, somnoliento, vacío de sueños, con tanta violencia verdosa. No de esa que recorre montañas y llena de vida. Es ese verde nauseabundo, ese que se pudre.
Disculpa, no es tu cuerpo. No es tu dulzura ni tu amargura. No es tu inteligencia ni tu torpeza. Es tu poca creencia, es tu miedo a la libertad. Eres como una historia horrible de contar. Es creer ser hombre libre cuando día tras día sacas un poco de brillo a los barrotes de tu jaula.
Disculpen, es contra nadie, soy yo la que me exilio de ustedes.
Para enamorarme
Cuando quise enamorarme me apuné, corrió un fuerte y cariñoso viento en las alturas mientras el mate de coca me ayudaba a no perder la conciencia.
Tuve que caminar hacia las cuevas, subir los cerros trenzándome el pelo, imaginándome que era una mujer de pelo blanco y vestidos de colores que jamás me he puesto. Cuando quise enamorarme tuve que subir el volcán y abrazar mi propio fuego.
Cuando quise enamorarme tuve que salir a la alameda a gritarle al Estado que mis sueños y mi gente no querían más que el neoliberalismo nos robara la vida.
Cuando quise enamorarme tuve que volver a tomar mis chalecos, mis cuadernos, mi lápiz e ir a conocer a los hombres y mujeres de llanada grande.” Ahí donde el diablo perdió el poncho”. Ahí, donde los montes silenciosamente, piedra por piedra, árbol por árbol, aguardaron tanto arrebato.
Cuando quise enamorarme tuve que sumergirme en el Lago Puelo. Tuve que revisar una por una las estrellas en la Isla de Ometepe, como una clandestina guerrillera sandinista. Tuve que emborracharme con los gringos que querían entender las mismas encrucijadas de las cuales yo quería enterarme.
Cuando quise enamorarme pensé en buscarte, pero ya era tarde. Tuve que expandirme como lo hace mi útero cada mes. Tuve que encontrarme.
miércoles, 19 de noviembre de 2014
Patricio Bascuñán Correa (1989)
![]() |
Foto: Tamara Kramarenco |
Bautizado con el mismo nombre de su Padre y abuelo, es el
hijo primogénito de lo que a simple vista era una familia bien constituida: un
progenitor que hacía de gerente en una transnacional; una Madre que conducía un
auto grande; hijos bien portados en el colegio particular apostólico romano;
una casa con piscina, Nana, perro y tortuga en un barrio privado
precordillerano.
Siendo un niño le tocó emprender junto a su familia un viaje rumbo a Méjico. Su encuentro con una cultura diferente lo forzó a adaptarse en entornos extraños y a perder el miedo a la reinvención, lo que más tarde se traduciría en su amor al viaje.
Sin embargo, no fue hasta la juventud que Patricio pudo caminar libremente y conocer la calle de forma personal, abandonando por un rato el dibujo, la lectura y los juegos de estrategia, para entregarse al cien por cien a los nuevos placeres y sorpresas que ofrecía el mundo, fuera de los extramuros de la moral burguesa.
Actualmente se desempeña como diseñador gráfico independiente, es parte de la Editorial Anagénesis y hace clases en universidades y talleres.
Diálogo entre mamas
Mamma, de ti mamo
y no eres la única mama en este lecho.
Sin necesidad de nutrirme de tu luz blanquecina
al tacto de otros pechos descubro el tacto
y con seguridad digo ‘mama’
sin que seas tú, Mamma
ya que es otra quien me ofrece
la materia que recorro, palpo y amaso.
Un solo útero conocido
y dos concavidades:
matriarca sin necesidad de ensuciarte,
desde tu distancia dispones el orden de las cosas
el almuerzo, la ducha, el abrigo
“Mijito, déjeme ver su herida”.
Dedos afilados apuntan desde ningún lugar
clase magistral de lectura,
“Elige bien, querido”.
Quiero esto, esta y lo otro
naufrago en secreciones sin pudor
total, un ancho punto fijo me espera.
Sin embargo, tanta solidez a veces aburre
y otro puntito
más menudo
que parece línea
ofrece un abanico amplio
Idea, Categoría, Distinción
se alterna con
Cosa, Circunstancia, Ejecución.
Nana, ya no te digo Mamma,
te abrazo en cada abrazo
y te busco en el dolor y lamento
de este mundo desequilibrado.
Nana, por que te quiero anhelo
la muerte del dictamen, del verbo acaparado
y sueño con usted y Mamma comulgando
para que esto pueda leerse al derecho y al revés
y no se distinga sentido ni jerarquía.
El show de la video vigilancia
(y algunos consejos pa’ pasar piola)
A los veganos terroristas
En donde la noche es tan sólo
un telón que marca un cambio de escena
se anuncian omnipresentes los ojos del Gran Espectador
donde todo lo visible está cordialmente invitado
a la electrónica danza de la seguridad y vigilancia.
Actrices y actores exhalan su señal lumínica
estimulando la reacción binaria
(Víctima/victimario, Indiferencia/detención)
de quienes velan por la Coreografía
custodiando el show.
Por eso les digo (más bien les advierto)
en donde se reduce a datos la humanidad
y a categorías toda intención
el accionar virulento debe ser sigiloso:
I) Camine entre los muros-retícula con plena confianza
no de pie a sospechas con un avanzar trémulo.
Siga las instrucciones, usted tiene el camino trazado.
No se olvide de sonreír bajo un jockey
y mostrarse a los demás como un ejemplo a seguir.
II) Observe bien las vitrinas-pantalla
ya que aparte de exhibir, vigilan.
Pague todo en efectivo, evada el pasaje y dé las gracias.
III) Ojo con las amistades-coordenada.
Recuerde que la atención pública
ya no recae en los reyes y sus palacios
(a lo más en sus marionetas, bufones y lamebotas)
sino que usted y su gente, por más vulgares que sean,
son los protagonistas de este pésimo reality
“pasando a ser perseguidos luego de ser ignorados”.
El Facebook anda puro sapiando.
IV) Considere cambiar su dispositivo-calvicie
por un sofisticado dispositivo-peluca, ya que,
además de ayudarlo a tirar pinta
enviará señales cromáticas disuasorias
que confundirán los sistemas de video-vigilancia.
V) La mochila-artefacto pasó de moda.
Trague pólvora y préndase fuego por el poto.
Permanece el fuego
A Emmanuel Curín
Al evitarse la fricción en cada roce
la multitud no ofrece relieve,
menos aún guarida.
En el parejo y uniforme consenso
nos entumecimos sin trinchera ni foco,
nuestro ritmo vital se aletarga
y nos dejamos encandilar por siglos de luces,
reposando nuestra tranquilidad en armónica democracia.
Sin embargo, de tanto en tanto,
bajo los pies de todo ser
tiemblan los cimientos
de su estabilidad y cordura.
Es el pulso de un centro magmático
que permanece implacable,
por más que haya sido deliberadamente cubierto
por capas de sedimento de civilizaciones
que optaron por un ambiente templado,
en vez del calor de un fuego insurrecto.
Sin temor a las consecuencias, un niño riega el suelo de un barrio apacible con el combustible que permitirá florecer una llamarada. Prende la mecha y se camufla en su calma; camina derecho y no vuelve la mirada. Ya en un lugar tranquilo se divierte imaginando: la circulación incesante por fin atorada, el rostro estupefacto de quienes creen tener la pasividad adquirida.
El niño se ríe en sus adentros y nota cómo sus graves carcajadas se funden dentro de sí con el sonido del espeso fluir del magma y su borboteo permanente.
Paula Vásquez (1987)
Conglomero en la garganta voces contradictorias, un tanto disonantes,
y termino siendo un fragmento perenne que jamás logra encajar en el
discurso oficial.
Nací en la periferia pero ya ni ahí me siento en casa, y termino deambulando por las calles desconocidas y temibles. Suelo desparramarme por el agobio de ver tanto y tanto deseando tan poco…
Opto por quedarme en los rincones, en esos instantes que se nos pasan fugaces, pero que tienen ecos firmes y constantes; aunque nunca bellos.
Citadina
Caminando por las calles de Santiago mis pensamientos se igualan al ritmo de sus pasos. Andan apresurados y locos, sin un fin claro, aunque siempre compitiendo.
Trato de cruzar con rojo, fumar donde no se debe, quitarle el asiento a la embarazada, comerme una sopaipilla frente al “Salvador”, escribir en los estados de Face sobre mi conciencia social, mientras me masturbo sin pensar en los asesinatos que se cometen. Juro que trato, pero al final del día me siento tan agotada que desfallezco.
Parloteo de revueltas y posicionamientos justo antes de engrupirme a una funcionaria pública sobre mi ingenuidad y falta de oportunidades. Compro el diario para ver el horóscopo y paso por alto la farándula demagógica de la politiquitería actual y pasada.
Me vuelvo oportunista de las grietas sistémicas: robo en el súper, en las oficinas burócratas, en las iglesias, y en la cama putrefacta del chico de turno no me limpio nuestros fluidos para que fluuuuyan.
Me lamo la sangre que sale de mis dedos cada vez que me los muerdo con rabia; también esa que los impregna en la masturba de vampira hambrienta cada luna llena.
Me hago la cartucha y me la sé por libro, me hago la dolida y me río por dentro. Camino rápido, tan rápido como los pasos de Santiago, casi corriendo para no quedarme bajo la micro; para no ser la huasademierda que no sabe nada de tecnología, que confunde a los autores y suele pensar que no sabe nada.
Me creo la dura, y tú me sientes la ingenua intelectual en quien se puede confiar, mientras afilo el puñal que te penetrará más tarde, cuando me digas que debo aguantarlo todo pues la vida es así: LARGA y DURA. Pero más duro es mi puño que te penetrará de frente y sin titubeo, porque llevo una vida guardando rabia entre estas callejuelas que parecen mujerzuelas grises y rancias. Porque estoy cansada de maquillarme de chica buena por las mañanas y terminar alcoholizada gritando blasfemias ordinarias al alba.
Soy fea, ácida y maligna, no por genética sino por decisión, por convicción y un poco de inadaptación.
Soy santiaguina de tomo y lomo: perra, muy perra, pero compuestita.
Puta
Sí, puta, bien puta.
No putita ni putifrunsi, te digo puta.
¡Yo, la más puta de todas!
Te hablo a ti, cojonudo descerebrado.
Soy puta cuando me levanto en las mañanas
y te miro displicentemente,
cagándome en tu orgullo de altanero mayor.
Soy puta cuando me cojo tu machismo cabrío
con mis sarcasmos venenosos y mis gestos afilados.
Soy puta cuando mis palabras te violan el cerebro y
lloras a través de tus gritos grotesco-arcaicos.
Soy puta cuando al no lograr comprenderte
me río de tus palabrotas maracas y
tus movimientos desquiciados.
¡Soy puta porque no quiero ser tuya sino mía, completamente mía!
Soy puta porque no me interesa ser la señorita que se sienta en tus piernas, diciéndote cositas dulces para que te creas poderoso y luego me mandes a la cocina a freírte el bistec.
Soy puta y (re)puta cuando los domingos me siento en la cabecera de la mesa, mientras me miras con envidia por arrebatarte el lugar del don muy muy.
Me siento puta en cada polvo de borrachera, pero prefiero sentirme puta a ser una damita amargada que cruza las piernas de vez en cuando para sentir un poco de placer, mientras el don muy muy eyacula mirando a las chiquillas del Morandé.
Me encanta sentirme punta cuando un querido me aprieta el culo
y me mira deseando aprobación para poder seguir
(porque yo decido hasta dónde llegar)
¡Eso es! Te molesta que decida, hable y ría.
Te angustia que no te siga en la fila y, por el contrario,
vomite carcajadas sintiéndome feliz de ser más loca que una cabra.
No toleras que me acomode ser una puta
y que me junte con otras putas.
¡Nos odias!
Soy puta y no por cobrar sus luquitas, sino porque cuesto caro.
así que no me grites, mira que tengo las palabras ácidas
y el puño fuerte como una puta vieja y rabiosa.
Penélope
Tras tanto teje que no teje,
mate de llanto inolvidable,
sexo borrado por el blackout findesemanesco.
Luego de maldecir al alto cielo,
de espantar a cuanto pajarón se me asomó
y semanas de pelo creciente.
Después de difamarte
entre copas rancias
y un arco iris de cables pelados.
Justito en ese instante
te montaste en mis mantas maltrechas
para matar el tiempo
con los pies entrelazados.
Ja…
Aquí te tengo,
tiritando y gritando tonteras fastidiosas.
Aquí te tengo,
tartamudeando traiciones inexplicables.
Aquí te tengo,
destrozando tu orgullo varonilmente seco.
Te miro los ojitos con pestañasdecamello
y caigo al abismo.
Te toco los caminos de la espalda
y me topo con el vacío.
Se erecta tu montaña inmaculada
y mi pantano nocturno se transforma en desierto.
Al parecer
sin darme cuenta
terminé de tejer el poncho
y este frío bendito
me obligó a cobijar el alma.
Al parecer
sin darme cuenta
aprendí a ser Medea Maldita
y no tu Penélope Tejedora.
Nací en la periferia pero ya ni ahí me siento en casa, y termino deambulando por las calles desconocidas y temibles. Suelo desparramarme por el agobio de ver tanto y tanto deseando tan poco…
Opto por quedarme en los rincones, en esos instantes que se nos pasan fugaces, pero que tienen ecos firmes y constantes; aunque nunca bellos.
Citadina
Caminando por las calles de Santiago mis pensamientos se igualan al ritmo de sus pasos. Andan apresurados y locos, sin un fin claro, aunque siempre compitiendo.
Trato de cruzar con rojo, fumar donde no se debe, quitarle el asiento a la embarazada, comerme una sopaipilla frente al “Salvador”, escribir en los estados de Face sobre mi conciencia social, mientras me masturbo sin pensar en los asesinatos que se cometen. Juro que trato, pero al final del día me siento tan agotada que desfallezco.
Parloteo de revueltas y posicionamientos justo antes de engrupirme a una funcionaria pública sobre mi ingenuidad y falta de oportunidades. Compro el diario para ver el horóscopo y paso por alto la farándula demagógica de la politiquitería actual y pasada.
Me vuelvo oportunista de las grietas sistémicas: robo en el súper, en las oficinas burócratas, en las iglesias, y en la cama putrefacta del chico de turno no me limpio nuestros fluidos para que fluuuuyan.
Me lamo la sangre que sale de mis dedos cada vez que me los muerdo con rabia; también esa que los impregna en la masturba de vampira hambrienta cada luna llena.
Me hago la cartucha y me la sé por libro, me hago la dolida y me río por dentro. Camino rápido, tan rápido como los pasos de Santiago, casi corriendo para no quedarme bajo la micro; para no ser la huasademierda que no sabe nada de tecnología, que confunde a los autores y suele pensar que no sabe nada.
Me creo la dura, y tú me sientes la ingenua intelectual en quien se puede confiar, mientras afilo el puñal que te penetrará más tarde, cuando me digas que debo aguantarlo todo pues la vida es así: LARGA y DURA. Pero más duro es mi puño que te penetrará de frente y sin titubeo, porque llevo una vida guardando rabia entre estas callejuelas que parecen mujerzuelas grises y rancias. Porque estoy cansada de maquillarme de chica buena por las mañanas y terminar alcoholizada gritando blasfemias ordinarias al alba.
Soy fea, ácida y maligna, no por genética sino por decisión, por convicción y un poco de inadaptación.
Soy santiaguina de tomo y lomo: perra, muy perra, pero compuestita.
Puta
Sí, puta, bien puta.
No putita ni putifrunsi, te digo puta.
¡Yo, la más puta de todas!
Te hablo a ti, cojonudo descerebrado.
Soy puta cuando me levanto en las mañanas
y te miro displicentemente,
cagándome en tu orgullo de altanero mayor.
Soy puta cuando me cojo tu machismo cabrío
con mis sarcasmos venenosos y mis gestos afilados.
Soy puta cuando mis palabras te violan el cerebro y
lloras a través de tus gritos grotesco-arcaicos.
Soy puta cuando al no lograr comprenderte
me río de tus palabrotas maracas y
tus movimientos desquiciados.
¡Soy puta porque no quiero ser tuya sino mía, completamente mía!
Soy puta porque no me interesa ser la señorita que se sienta en tus piernas, diciéndote cositas dulces para que te creas poderoso y luego me mandes a la cocina a freírte el bistec.
Soy puta y (re)puta cuando los domingos me siento en la cabecera de la mesa, mientras me miras con envidia por arrebatarte el lugar del don muy muy.
Me siento puta en cada polvo de borrachera, pero prefiero sentirme puta a ser una damita amargada que cruza las piernas de vez en cuando para sentir un poco de placer, mientras el don muy muy eyacula mirando a las chiquillas del Morandé.
Me encanta sentirme punta cuando un querido me aprieta el culo
y me mira deseando aprobación para poder seguir
(porque yo decido hasta dónde llegar)
¡Eso es! Te molesta que decida, hable y ría.
Te angustia que no te siga en la fila y, por el contrario,
vomite carcajadas sintiéndome feliz de ser más loca que una cabra.
No toleras que me acomode ser una puta
y que me junte con otras putas.
¡Nos odias!
Soy puta y no por cobrar sus luquitas, sino porque cuesto caro.
así que no me grites, mira que tengo las palabras ácidas
y el puño fuerte como una puta vieja y rabiosa.
Penélope
Tras tanto teje que no teje,
mate de llanto inolvidable,
sexo borrado por el blackout findesemanesco.
Luego de maldecir al alto cielo,
de espantar a cuanto pajarón se me asomó
y semanas de pelo creciente.
Después de difamarte
entre copas rancias
y un arco iris de cables pelados.
Justito en ese instante
te montaste en mis mantas maltrechas
para matar el tiempo
con los pies entrelazados.
Ja…
Aquí te tengo,
tiritando y gritando tonteras fastidiosas.
Aquí te tengo,
tartamudeando traiciones inexplicables.
Aquí te tengo,
destrozando tu orgullo varonilmente seco.
Te miro los ojitos con pestañasdecamello
y caigo al abismo.
Te toco los caminos de la espalda
y me topo con el vacío.
Se erecta tu montaña inmaculada
y mi pantano nocturno se transforma en desierto.
Al parecer
sin darme cuenta
terminé de tejer el poncho
y este frío bendito
me obligó a cobijar el alma.
Al parecer
sin darme cuenta
aprendí a ser Medea Maldita
y no tu Penélope Tejedora.
domingo, 9 de noviembre de 2014
Alejandro Cruz (1992)
La penumbra
Dara dadá
dara dadá
dadá, da darara
Luis Alberto Spinetta
I
No voy a hablar de la penumbra:
maleficio nombrador de tierras.
Regalo sumiso a pijos de huta.
Como
en esas tierras extrañas
(heladas como el tifus),
donde una nación de patas
corría como niños
siendo uno
con la tierra.
Donde no existía nombre
ni hombre diferenciado.
Hasta que el blanco
–hijo de la Europa–
le quitó los suelos
y cortó sus pies.
II
Tengo frío en la penumbra:
la montaña de sal cayó sobre la herida.
El brebaje de pólvora enfrentó
nombre contra nombre
(hermano contra hermano).
III
Un amigo de la universidad me dijo
que el fútbol había salvado a los sudafricanos
del yugo albino-burgués
(hombre contra nombre),
pero la pólvora sigue derramando
sal en sus heridas.
El hombre no es libre.
La mujer no es libre.
La Penumbra pervierte sus liendres
sobre sus pies raídos*.
IV
y tengo sed en la penumbra.
*Dirigido a los alumbrados por la patria.
Arbolero de limón en las orejas rojas
cuando
en el horizonte no hay una movida probable
que me aleje del deseo de probar el saborcito
amargo denso y metálico
propio de la noche
de un baile escondido
las noches de borracho
cuando no hay nada
y no tengo nada
ni sé
si me acuerdo / si tengo / o si me falta
una búsqueda
más
concreta
o me basta
con un bochinche
por las calles
rotas.
*
Me lamento por no encontrar mayor amparo
que el de la Virgen del San Cristóbal observando mi regreso
por las calles sucias
por el paso del día.
Y me siento como el hijo en su regazo.
*
Me rasco las bolas con el roce
que produce
el baile de regreso en la embriaguez.
Gracias,
Cerveza,
por el deseo que sublimas.
Ese placer
parecido a un accidente de: a) ceniceros
b) garbanzos
c) ausencia.
Me nombraste
—Hijo.
Pero en tu boca no existe La palabra.
Comenzaste a rezarle
a una estrella insular,
pero yo soy tu Dios desconocido.
Me llaman cumbre de tus Poemas gliales.
Zarzamora que crece
entre las piernas.
Soy la vida que interrumpe la materia,
y la destruye.
Soy un loop interminable
de la imagen de Antillanca*.
Le rezas a una estrella insular,
pero yo soy tu Dios desconocido.
Soy
tu firmamento de tiempo
y carne.
Y tú,
eres mi carretera perdida
donde día a día
lanzan perros
a la grieta.
*El lector puede preferir una Becker, una Escudo o un vinacho, según sea su gusto y decadencia. El hablante lírico prefirió no hacerse responsable.
Avenida San Juan
Todavía existen los campos de trigo
en el aire que entra por la ventana de la micro,
y esa casa desnuda con los grafitis
sobre el prado desconocido.
Las lagartijas del Sauce aún salen a saludar
al paradero infinito.
Frente a Santa Teresa,
la mansión se desmorona al ritmo de sus habitantes.
Ahora que la plusvalía se encuentra
en los consumidores de condominios,
la mansión ha perdido
el brillo.
Chao Machalí colonial,
ándate a la cresta.
Aquí venimos nosotros,
los New Rich
a acabar con tu pobreza.
Así lo logró Castellani & Alessandri.
constructores del sueño de Chile:
MACHALÍ, 5TA CIUDAD CON MEJOR
CALIDAD DE VIDA PARA LA FAMILIA,
SEGÚN LA ICVU 2014.
Pero Santa Teresa
se mantiene inmune
al desarrollo.
La balanza
nos tira para abajo
en las cifras.
Y aún
nos mojamos
cuando las acequias
se desbordan.
Los condominios crecen como callampas,
el proyecto urbano requiere ensanchar las calles
para conectar las dos ciudades.
Son muchas las nuevas familias,
y muchos los autos nuevos.
El progreso chileno se refleja
en los tacos de las mañanas
donde los vecinos –como jinetes solitarios–
se suben a sus monturas
de 7 millones.
Destruyeron las animitas,
ya no las mean los perros.
Pero ahora son más los que se lanzan
a las faldas de la santa,
y las animitas vuelven
y los perros vuelven
a mearlas.
Recuerdo como si pegara el sol.
Todo olía a duraznos. Las nubes eran blancas.
Las calles anchas junto a mi cara larga:
esa fue mi marca, amiga mía,
creo que escribo el mismo poema
desde entonces.
Recuerdo esos días del colegio
cuando regresaba a la Casa,
cuando doblaba la esquina
y frente a mí estaban las montañas,
como las que salen
en las cajitas de fósforos
que hoy uso
ahora
que el paisaje se me borra,
y armo mi casita,
mi almohada y mis calcetines
con ellas.
Chiste fome
La animitas del parque
comunal,
con sus flores plásticas
y sus mandas escritas
en lápiz bic,
son como
el chiste fome de Rancagua.
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