
De Santiago y Gomorra
Llora Lucía entre cables, envases de copetes varios, partículas de aire olvidado y podrido.
Llora la Lucía y no es la puta Hiriart,
ni la policía, ni la apología a la bondad, nada de eso.
Es la santa de la montaña,
es la santa que lagrimea por el cáncer que le ha impregnado esta ciudad.
Llora que llora la vírgen, violada, ultrajadora,
se le caen las lágrimas,
una por pena, dos por vergüenza, tres por hueona.
Me pregunto:
¿Qué pensabas cuando te dejaste engatusar?
¿Por qué dejaste que te embalsamaran en cemento?
¿Por qué dejaste que te llevaran al cerro y te inmacularan en la palabra monumento?
¿Por qué?
¿Por qué vendiste tu sensualidad, el tic tac de tu razón, el color de tu piel, negándote así a todo placer y a sus múltiples orgasmos?
¿Por qué, mujer, por qué?
Llora Lucía entre cables, envases de copetes varios, partículas de aire olvidado y podrido.
Llora la Lucía y no es la puta Hiriart,
ni la policía, ni la apología a la bondad, nada de eso.
Es la santa de la montaña,
es la santa que lagrimea por el cáncer que le ha impregnado esta ciudad.
Llora que llora la vírgen, violada, ultrajadora,
se le caen las lágrimas,
una por pena, dos por vergüenza, tres por hueona.
Me pregunto:
¿Qué pensabas cuando te dejaste engatusar?
¿Por qué dejaste que te embalsamaran en cemento?
¿Por qué dejaste que te llevaran al cerro y te inmacularan en la palabra monumento?
¿Por qué?
¿Por qué vendiste tu sensualidad, el tic tac de tu razón, el color de tu piel, negándote así a todo placer y a sus múltiples orgasmos?
¿Por qué, mujer, por qué?
Hoy
lloras,
pero cuando debiste gritar: ¡callaste!
cuando debiste iluminar: ¡te apagaste!
Tu vista no fue gorda, fue mórbida, sórdida, incauta.
Y te preguntas:
¿Por qué te cerraron la ventana, y no conforme con ello,
colgaron su cortina de plomo en tus propias narices?
¿Qué?
¿Aparte de ciega eres tonta?
No te hagas la víctima,
que tú eres la principal culpable de que el devorador de manzanas
haya instalado aquí su manicomio.
Tú eres la doña en Santiago,
tú eres Gomorra.
pero cuando debiste gritar: ¡callaste!
cuando debiste iluminar: ¡te apagaste!
Tu vista no fue gorda, fue mórbida, sórdida, incauta.
Y te preguntas:
¿Por qué te cerraron la ventana, y no conforme con ello,
colgaron su cortina de plomo en tus propias narices?
¿Qué?
¿Aparte de ciega eres tonta?
No te hagas la víctima,
que tú eres la principal culpable de que el devorador de manzanas
haya instalado aquí su manicomio.
Tú eres la doña en Santiago,
tú eres Gomorra.
Tiempos modernos
"Hace frío",
le comento a un tipo que está a mi lado en el Metro.
El hombre, incólume, no musita palabra.
Lleva la cara de fierro, la respiración oxidada,
los dientes no se le ven; tiene un candado en la boca y en los ojos.
Lo observo un rato.
Al cabo de unos instantes las moscas se le empiezan a arrancar por la nariz.
Al transcurrir los minutos
no puedo dilucidar si está vivo o muerto.
Sigo atento por siaca.
-Los segundos son el pacman devorando todo: tiempo y distancia-
Avanzamos algunas estaciones hasta llegar a otoño.
Su cabeza gira lentamente y de a poco
me da la impresión que tiene miedo a que lo cuelguen.
En realidad no tengo la certeza,
pero eso es lo que supongo,
y como aún suponer es gratis
eso es lo que supongo.
Dos minutos después llegamos a Baquedano.
Justo debajo de Plaza Italia
el tipo abre su mochila, saca su I-Phone,
pone la vista y las manos en la pantalla.
"Hace frío",
le comento a un tipo que está a mi lado en el Metro.
El hombre, incólume, no musita palabra.
Lleva la cara de fierro, la respiración oxidada,
los dientes no se le ven; tiene un candado en la boca y en los ojos.
Lo observo un rato.
Al cabo de unos instantes las moscas se le empiezan a arrancar por la nariz.
Al transcurrir los minutos
no puedo dilucidar si está vivo o muerto.
Sigo atento por siaca.
-Los segundos son el pacman devorando todo: tiempo y distancia-
Avanzamos algunas estaciones hasta llegar a otoño.
Su cabeza gira lentamente y de a poco
me da la impresión que tiene miedo a que lo cuelguen.
En realidad no tengo la certeza,
pero eso es lo que supongo,
y como aún suponer es gratis
eso es lo que supongo.
Dos minutos después llegamos a Baquedano.
Justo debajo de Plaza Italia
el tipo abre su mochila, saca su I-Phone,
pone la vista y las manos en la pantalla.
De
pronto,
una mueca artificial hace estallar su cara.
Al parecer está contento.
una mueca artificial hace estallar su cara.
Al parecer está contento.
Seguimos el viaje,
él métale dedos veloces;
yo, observante.
Pasamos Salvador,
hasta Manuel Montt llega mi viaje.
Me bajo y reflexiono.
Por fin me aparto de este cementerio.
-Suspiro-
Avanzo de a poco, el tránsito va más lento que río de excremento.
-Río-
Pienso que se hace muy difícil avanzar
en el ascensor de lodo que han forjado las preguntas en mi cuerpo.
Y las dudas,
y los cuestionamientos
que son pulgas con pidulles enronchando la piel de mi cerebro.
Camino hacia Lyon,
chocan insectos y gladiolos,
mueren cien veces y una más...
Me pregunto:
¿Habrán vivido?
¿Habrán visto la de Charles Chaplin: "Tiempos modernos"?
Ojalá que sí,
aunque la verdad no lo creo,
porque sería muy triste que pudiesen sonreír
sabiendo que son el hámster del experimento.
Noche
Esta noche es igual y sin-igual,
similar a las muchas que llevo encerrado en este baúl con ventana,
otra pieza sin luz,
ideal para astronautas.
similar a las muchas que llevo encerrado en este baúl con ventana,
otra pieza sin luz,
ideal para astronautas.
Esta noche no los necesito,
arrivederci amigos, adiós hermanos, compañeras chao.
arrivederci amigos, adiós hermanos, compañeras chao.
Y mañana espero tampoco necesitarlos,
sobre todo si luminoso se levanta el día,
cosa que a no mediar un eclipse de sumo extraño,
sucederá, por eso me aseguro antes y se las canto claro.
sobre todo si luminoso se levanta el día,
cosa que a no mediar un eclipse de sumo extraño,
sucederá, por eso me aseguro antes y se las canto claro.
Es que en este espacio de vagos con petacas vacías
no quiero besos de atún, ni abrazos con y como el ajo,
no quiero que me rueguen, mi respuesta será eterna:
me quedo en la oscuridad de estas tormentas,
porque me gustan y a la maleza que aquí crezca la voy a regar con meado,
qué tanto, no me jodan
ya que este jardín de madera es así, extraño.
De mí y de mis cercanos.
no quiero besos de atún, ni abrazos con y como el ajo,
no quiero que me rueguen, mi respuesta será eterna:
me quedo en la oscuridad de estas tormentas,
porque me gustan y a la maleza que aquí crezca la voy a regar con meado,
qué tanto, no me jodan
ya que este jardín de madera es así, extraño.
De mí y de mis cercanos.
-Por eso tomo
aire y me alejo-
Porque aún late mi corazón en esta noche tibia,
en esta noche donde no brilla ni tirita ninguna estrella a lo lejos,
donde las palabras tampoco se entienden y esa es la gracia,
fundir el coa con el mapudungun y hablar por fin nuestra lengua.
en esta noche donde no brilla ni tirita ninguna estrella a lo lejos,
donde las palabras tampoco se entienden y esa es la gracia,
fundir el coa con el mapudungun y hablar por fin nuestra lengua.
Esta noche es de gritos en euforia
de melodías sin medios días, de melodías sin medias tintas,
es simplemente noche.
de melodías sin medios días, de melodías sin medias tintas,
es simplemente noche.
Mi noche,
porque yo y mi alma
también somos noche al caer la tarde.
también somos noche al caer la tarde.
En cualquier lugar
Demuelo tus calles, tus senderos,
aplasto tus miedos y tus verdades a medias.
Demuelo tus calles, tus senderos,
aplasto tus miedos y tus verdades a medias.
Siembro,
riego y cosecho.
Luego,
mis
ojos dan a luz el fuego de la ignorancia vaga
y mi carne que aparenta ser de lástima
demuestra que no lo es, no lo fue ni lo será,
no, no, nunca lo será.
y mi carne que aparenta ser de lástima
demuestra que no lo es, no lo fue ni lo será,
no, no, nunca lo será.
Ella
sólo es reflejo de un charco mal
hablado,
es agua turbia,
barro con pretensión de ser espejo de un ergo ego, pero no lo es.
Ese no es el color de mi piel ni el sabor de mi sangre,
ni cobija las anguilas que dan cuerda a mi cerebro, no.
es agua turbia,
barro con pretensión de ser espejo de un ergo ego, pero no lo es.
Ese no es el color de mi piel ni el sabor de mi sangre,
ni cobija las anguilas que dan cuerda a mi cerebro, no.
Sin
embargo a veces la situación desconcierta.
Y de repente me veo en el fondo de la nada,
en el fondo confundido y sin habla,
ahí está hediondo, lleno de vidrios rotos y de ratas,
me alejo un poco, camino descalzo, me rompo los pies y concluyo
que es natural el desconcierto y que en la risa no hay contradicciones que valgan.
Y de repente me veo en el fondo de la nada,
en el fondo confundido y sin habla,
ahí está hediondo, lleno de vidrios rotos y de ratas,
me alejo un poco, camino descalzo, me rompo los pies y concluyo
que es natural el desconcierto y que en la risa no hay contradicciones que valgan.
Porque
al amanecer, tras el primer rayo de vocación,
tras la primera estrofa que separa a los que se ríen de los muertos
me veo y siento:
tras la primera estrofa que separa a los que se ríen de los muertos
me veo y siento:
Que nada podrá quitarme el
sentimiento,
todo podrá venir contra la marea, tal vez el viento,
quizás me sepulte el barro de tu pensamiento,
las nubes o el silencio.
todo podrá venir contra la marea, tal vez el viento,
quizás me sepulte el barro de tu pensamiento,
las nubes o el silencio.
Pero
resisto,
las circunstancias no cambiaron -ni cambiarán-
mi dormir ni mis sueños.
las circunstancias no cambiaron -ni cambiarán-
mi dormir ni mis sueños.
Carta a la chilenidad
A lo lejos, al
oriente se dibuja imponente la majestuosa cordillera
y a las sombras de las nubes negras que la rodean
le chispean radiantes y cadenciosos copos de nieve.
y a las sombras de las nubes negras que la rodean
le chispean radiantes y cadenciosos copos de nieve.
Allá arriba,
en la azotea santiaguina, no se pasa frío.
Si allá nieva
el frío se siente acá en el centro,
se siente por Alameda a la altura de Las Rejas
donde los autos se atropellan por huir de la capital
donde las bocinas hacen fila para sonar
y los ojos se irritan
y la paciencia -al son del carbón en llamas que está en su mente- se acaba.
Acá también el cielo luce oscuro,
de color humo es nuestra nieve.
Color humo donde flamean las banderas del nacional capitalismo chileno,
el blanco azul y rojo que abraza a unos pocos y destiñe con la masa,
pero a la masa eso no le importa,
mientras haya asado y copete
que los buitres repartan como quieran la torta.
Masa, masa,
Mmm...
De masa nada,
engrudo y sería.
Por eso la empanada aunque huela rico es desabrida.
A quién se quiere engañar con tanto chovinismo
si todos sabemos que el ungüento tiene más cebolla que carne.
A quién se quiere engañar si el frío que más quema y duele no es el de la nieve,
sino el de este montón de entes que se hacen llamar personas, más encima sociedad,
y no entienden nada; no entienden -por ejemplo- el concepto de "patria".
¿Por qué es patria y no matria? ¿Ah?
A quién quieren engañar estos tipos disfrazados con manta, bota y espuela,
si sabemos que el ritmo que más desean estos huasos no es la cueca sino la cumbia o -en su
defecto- las rancheras.
A quién carajo pretenden engañar.
P.D: Que ya no hayan engañado antes.
en la azotea santiaguina, no se pasa frío.
Si allá nieva
el frío se siente acá en el centro,
se siente por Alameda a la altura de Las Rejas
donde los autos se atropellan por huir de la capital
donde las bocinas hacen fila para sonar
y los ojos se irritan
y la paciencia -al son del carbón en llamas que está en su mente- se acaba.
Acá también el cielo luce oscuro,
de color humo es nuestra nieve.
Color humo donde flamean las banderas del nacional capitalismo chileno,
el blanco azul y rojo que abraza a unos pocos y destiñe con la masa,
pero a la masa eso no le importa,
mientras haya asado y copete
que los buitres repartan como quieran la torta.
Masa, masa,
Mmm...
De masa nada,
engrudo y sería.
Por eso la empanada aunque huela rico es desabrida.
A quién se quiere engañar con tanto chovinismo
si todos sabemos que el ungüento tiene más cebolla que carne.
A quién se quiere engañar si el frío que más quema y duele no es el de la nieve,
sino el de este montón de entes que se hacen llamar personas, más encima sociedad,
y no entienden nada; no entienden -por ejemplo- el concepto de "patria".
¿Por qué es patria y no matria? ¿Ah?
A quién quieren engañar estos tipos disfrazados con manta, bota y espuela,
si sabemos que el ritmo que más desean estos huasos no es la cueca sino la cumbia o -en su
defecto- las rancheras.
A quién carajo pretenden engañar.
P.D: Que ya no hayan engañado antes.